Hola, me llamo Irene y tengo 15 años. Llevo desde los 10
años sufriendo bullying. Las chicas de mi colegio se ríen de mí, a lo mejor es
porque no soy tan guapa como ellas, o porque no me he desarrollado lo
suficiente, o simplemente, porque no tengo ninguna amiga, no lo sé.
Bueno, sí tengo una amiga, se llama María, creo que es la
única que me ayuda y que me escucha, que me apoya y que me regaña cuando meto
la pata. Aunque, sólo somos amigas fuera del colegio, dentro de él dice que se
siente extraña, que prefiere irse con sus otras amigas, y en verdad la
comprendo, yo tampoco querría estar conmigo, también me avergonzaría de ello,
ya que soy una chica fea, gorda, inútil y sobre todo insoportable.
El otro día saliendo de la biblioteca me encontré a María
con sus amigas, fui a saludarla, pero una de sus amigas empezó a reírse de mí,
cuando de repente estaba medio colegio haciéndolo. María incluida. Se me
inundaron los ojos. Se me partió el corazón. ¿Qué he hecho? ¿Qué les había
hecho? Empezaron a tirarme los libros y a darles patadas como si no hubiera un
mañana. Salí de allí corriendo, llorando a más no poder, topándome de narices
con Sonia, la mediadora del colegio, empezó a preguntarme que me ocurría, pero
no quería hablar con nadie, solo quería irme a casa, encerrarme en mi
habitación. Y llorar. Romperme las cuerdas vocales. Poner la música a tope y
que no se me escuche gritar.
Está sonando «Be alright» de Justin Bieber.
"I love you, everythings gonna be alright..." cuando
de repente...
–Toc, toc, toc. — dice una voz familiar desde el otro lado
de la puerta.
–No pases papá. — dije intentando que no se notase que
estaba llorando.
–Sabes que voy a pasar, ¿no? — dice entrando por la puerta.
— ¡¿Qué te pasa?!
–Nada papá, sólo estoy cansada, vete por favor, te lo pido
en serio.
–Te ha dejado el novio ¿o qué? — dice con un tono bromista.
–¡Papá! Sabes que odio esa bromita. Vete.
–Vale... Luego hablamos. – Y me besa en la frente.
Sale de la habitación y continúo llorando. Pasan dos horas
y grita mi madre "¡A cenaaar!".
Me toca charla, pensé. Pero no. No me sacaron el tema durante toda la noche. Me
pareció muy extraño que no me preguntasen nada, pero menos mal. Desde luego que
no les iba a decir la verdad.
"I came in like a wrecking ball..." era el despertador de las
8:35, me había dormido. Llegaba tarde. ¡Mierda!
Me vestí rápidamente, cogiendo un plátano para ir
desayunando por el camino. En cuanto me terminé de vestir salí corriendo de
casa lo más rápido que pude, pero... ¡Joder! Se me había olvidado cambiarme de
zapatos, llevaba los de andar por casa, hoy tocaba día de risas.
–Qué bien... – susurré con un tono irónico.
Llego al colegio y, vaya, ya hay risas por el pasillo. Odio
el colegio. Odio mi vida. Odio todo.
–Perdón Mónica, llego tarde. — digo abriendo la puerta.
–Pasa, anda…
–JAJAJAJAJAJAJAJA va en zapatillas de andar por casa. —
comenta Óscar, ya empezamos.
Aguanto las clases como puedo, pensando en las horas que me
quedan para llegar a casa. Ya era la última hora, estaba en alemán, odio el
alemán con todo mi corazón, pero debía de ir. *Riiiing* suena por todo el
pasillo, por fin, pensaba que me moriría ahí dentro, que larga se me hizo
aquella clase. Ya estaba yendo hacia casa, por fin podría poner mi música y
desahogarse. Llegué y puse “A mi yo de ayer” de
Rayden, el día se me había hecho eterno, pero por fin estaba en mi habitación.
Se me vino un pensamiento a la cabeza. ¿Y si volviese a cortarme? No...; Ya tenía
muchas cicatrices. No quería más...
3 Meses después el diario local publica lo siguiente:
Una chica de 15 años es hallada muerta en el suelo de su habitación con una carta suicida en el bolsillo
de su pantalón que dice así:
«Hola papás, ¿qué tal estáis? Supongo que mal, que esto
os habrá llegado por sorpresa,
ya que sois
tan tontos, que no os habéis dado cuenta de que realmente lo estaba pasando mal, papis, os quiero, pero sufría bullying desde los 10 años, y llevo cortándome las venas más de 3 años, paré 6 meses, pero seguí y seguí, intentando matarme, pero no lo conseguí, así que pensé que si me hacia un corte en la yugular me moriría, y si estáis leyendo esto es que ha funcionado, ya era mi hora. Lo siento, pero tenía que hacerlo. Dadle las gracias a todos mis queridos compañeros, pero en especial a María. Os quiero papis.»
Y este es el efecto que causa la sociedad hoy en día, que
son muy graciosos, hasta que todo se acaba, hasta que provocan la muerte de
alguien.
Al día siguiente, en su entierro, estaba María, pues en
realidad ella la valoraba muchísimo, pero por miedo a que sus compañeros se
riesen de ella también, la dejó de lado. Y es que no sabe que para Irene ella
era la única, y que si ella le fallaba, todo se desmoronaría.
-Anael.
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