tu nombre, al revés es Roma.
Me doy cuenta mientras callejeo Trastévere,
con la esperanza de encontrar
el monumento a la diosa de la guerra,
Atenea.
Y que me diga,
que luchará lo que haga falta
por volvernos a unir.
Por no separarnos nunca más.
Tu nombre tendría que estar en el Vaticano
solamente para que sus dos brazos te abrazaran cuando te sintieras sola,
siempre y cuando yo no pudiera dártelo,
porque entre medias hay 255
puñaladas que no me dejan
dormir en -tu- paz.
Puedo pasearme por el coliseo
que sin tu luz nadie
va a luchar.
Porque hasta los más fuertes
te necesitan de amuleto.
Y eres tú,
mi suerte siempre presente
sobre mi pecho.
Que me da fuerza.
No necesito tres monedas de céntimo en la Fontana
si tengo mi media luna conmigo.
Callejeo Trastévere,
me pierdo en el Vaticano,
investigo la Fontana,
pero tu mirada sigue a 255 puñaladas de distancia.
-Anael
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