Creo que es este hilo el que hay que cortar, dijo ella,
después de tanto tiempo dependiendo de él.
Él era la sonrisa asegurada, los abrazos cálidos y las ganas
de seguir.
Él era todo y a la vez nada.
Él era ansiedad, depresión y miedo, miedo a quedarse atrás,
apartada, y otra vez, olvidada.
Ella solo quería ser la bienvenida que le espera cuando ha
tenido un día gris, que la mirase igual que mira por esa ventana a los pájaros
volar, que soñase con ser igual de libres que ellos a su lado.
Ella quería ser la musa de sus canciones y tan solo fue otro
poema más en su libreta desgastada.
No habéis sido afortunados de disfrutar del brillo de su
mirada cuando entre toda la gente, solo le encontraba a él, con los brazos
abiertos y una promesa entre los dientes, creedme que no habéis sido
afortunados.
No se puede contar la de veces que han revoloteado esos
pájaros por su cabeza, y a su vez, la de veces que ella los ha creído, pensando
que era la única.
Su corazón no tiene hueco para una herida más, sus cicatrices
aún no han curado y se ha quedado sin hilo para coser-se-.
- Anael