miércoles, 15 de marzo de 2017

Inseguridad

Tienes una coraza de inseguridad que no te cabe en el pecho.
Tienes planes de futuro,
tienes sueños,
tienes ganas,
te tienes a ti,
tienes todo lo que necesitas para ser feliz.


Y tienes una coraza de inseguridad que no te cabe en el pecho
ahora dime,



¿de qué te sirve?

-Anael

martes, 14 de marzo de 2017

Castillos en el aire

Nos está separando el miedo a intentarlo
y me estoy cansando,
otra vez, de esperar a lo mismo.
Tenemos un castillo en el aire
el cuál está adornado con sueños
y ganas,
ganas os prometo que no nos faltan.

Agárrame de la mano
apriétame fuerte
y déjame marca,
que sepa que eres real.
Prométeme tantas cosas como quieras
de ilusiones se vive,

y yo vivo flotando en nuestro castillo en el aire.

-Anael

domingo, 5 de marzo de 2017

Mi norte

Y entonces, vuelves.
Con tu rebeldía como caparazón ante cualquier amenaza posible,
pero con el corazón, como siempre, por bandera.

Llegas, después de todo este tiempo,
y me sonríes,
y yo, como un imbécil,
vuelvo a perder el norte por ti.
Bailas, pequeña,
y te conviertes en eso,
mi norte.

Así llega,
directo y profundo
la hora de mi mayor temor,
un adiós y 389 kilómetros de por medio.
Y de nuevo, 10 meses más sin ver el sol al despertar.
Y de nuevo, 10 meses más de oscuridad.

- Anael

sábado, 4 de marzo de 2017

Ese hilo

Creo que es este hilo el que hay que cortar, dijo ella, después de tanto tiempo dependiendo de él.
Él era la sonrisa asegurada, los abrazos cálidos y las ganas de seguir.
Él era todo y a la vez nada.
Él era ansiedad, depresión y miedo, miedo a quedarse atrás, apartada, y otra vez, olvidada.
Ella solo quería ser la bienvenida que le espera cuando ha tenido un día gris, que la mirase igual que mira por esa ventana a los pájaros volar, que soñase con ser igual de libres que ellos a su lado.
Ella quería ser la musa de sus canciones y tan solo fue otro poema más en su libreta desgastada.
No habéis sido afortunados de disfrutar del brillo de su mirada cuando entre toda la gente, solo le encontraba a él, con los brazos abiertos y una promesa entre los dientes, creedme que no habéis sido afortunados.
No se puede contar la de veces que han revoloteado esos pájaros por su cabeza, y a su vez, la de veces que ella los ha creído, pensando que era la única.

Su corazón no tiene hueco para una herida más, sus cicatrices aún no han curado y se ha quedado sin hilo para coser-se-. 

- Anael