Con tu rebeldía como caparazón ante cualquier amenaza posible,
pero con el corazón, como siempre, por bandera.
Llegas, después de todo este tiempo,
y me sonríes,
y yo, como un imbécil,
vuelvo a perder el norte por ti.
Bailas, pequeña,
y te conviertes en eso,
mi norte.
Así llega,
directo y profundo
la hora de mi mayor temor,
un adiós y 389 kilómetros de por medio.
Y de nuevo, 10 meses más sin ver el sol al despertar.
Y de nuevo, 10 meses más de oscuridad.
- Anael
- Anael
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