sábado, 21 de diciembre de 2019

El futuro son los padres

Anclarme en el pasado es sinónimo de echar de menos,
porque no sé arrepentirme de mis meteduras de pata,
ni quiero esconderme por haber sentido de más,
aprendo del dolor
o me encariño con la piedra,
y vuelvo a tropezar una
y otra
y otra vez. 
Me enorgullezco de todas las que quedaron por el camino,
de las que lucen con honor su bandera
y de las que lucharon por acabar con ellas,
pero siempre con miedo por ver todo y no poder hacer nada.

No conocemos el futuro
porque ni tan siquiera existe.
Podremos construir tantos como queráis,
imaginarnos con coches voladores en 2020,
visitando la dimensión más lejana en 2045,
dándonos de la mano en 4 vidas
o siendo felices en cuanto termine este poema.
Podemos esperar que todo siga parecido a ahora,
basándonos en la monotonía y la estabilidad,
o proyectarnos en una montaña rusa
donde se ve el descarrilamiento al final, 
y aún así,
esperamos con ganas que acelere.

Podremos dejar para mañana toda nuestra existencia,
con la única seguridad de que al final, no lo vamos a hacer,
retrasar decisiones, besos, despedidas, vidas.
Lo único seguro que nos aguarda el futuro,
es que algún día se convertirá en pasado, 
y echaremos de menos este preciso instante.
Algún día todas nos iremos,
eso es lo único seguro.

Anael

jueves, 19 de diciembre de 2019

Eres verde

Te espero donde siempre,
con el abrazo de bienvenida
de a quien hace años que no miro.
Bailando recuerdo 
cómo sonreías al escuchar tu canción
que hiciste nuestra,
en una sola mirada.
Cómo llorabas al asomarte por la ventana
y verlo todo verde,
porque eres tú.


Eres verde,
como la sangre que recorre las copas de los árboles,
que dan sombra a nuestra ciudad,
como la vida que crece a nuestros pies
recordándonos que aún hay algo por lo que merece la pena luchar.
Porque esos pequeños charcos que nacen en tus párpados
más que nublarte la vista,
te permiten ver con claridad
que todo lo negro acabará brillando,
que cuanto más oscura sea la noche más iluminarán tus estrellas.


Haberte anclado en la esquina de ese sofá
negándote lo evidente
solo ha logrado retrasar este momento de libertad,
donde lo que importa es la altura del vuelo

y la velocidad de tus alas.


Anael